Antes, cuando era pequeña, me gustaba menos, pero ahora qye ya me he acostumbrado (a fuerza de insistir) no me molesta nada acompañar a mis padres cuando van a algún restaurante. Eso si, yo me llevo mi comida preparada de casa y luego me la tomo allí: Y me embadurno por toda la cara. Además, últimamente estoy acostumbrándome a algo muy divertido: al llegar al restaurante elijo a un camarero o camarera y a partir de ahí, cada vez que lo veo pasar por el comedor, cuando viene a servir un plato o a retirarlo, me parto de risa mirando para él. Claro, como es lógico, me lo acabo ganando.
Aquí en la foto estoy en el restaurante Allo e Aceite, en Marín (Pontevedra). .
No hay comentarios:
Publicar un comentario