07 mayo 2007

EN EL COCHE


A mis padres les gusta viajar. Cuando pueden se van a hacer turismo y les da igual más lejos o más cerca. Si no pueden irse una semana en avión se van dos días en coche, así que a mi, desde que era muy pequeña, no me ha quedado más remedio que acostumbrarme. Con tres meses ya había ido a Madrid, con cuatro a Oporto, he estado en casi todas las puntas de Galicia (Vigo, A Coruña, Ferrol, Lugo, Valdeorras, Boiro, Vilagarcía, Pontevedra) y próximamente haré algunas otras escapadas con ellos.

Y no es que no me guste, pero al final se me acaba haciendo largo. Es lógico, después de un rato atada al asiento, sin poder moverme mucho y mirando para el respaldo cualquiera se aburre. Y eso que me llevan siempre con un ejército de muñecos y juguetes y que, además, si el viaje va a ser largo, hacemos muchas paradas y a ratos viene alguien sentado a mi lado. Ahí si que me lo paso mejor, sobre todo cuando vamos jugando, como en la foto (en la que, por cierto, estamos en el coche a la altura de Navia, en Asturias, de camino hacia casa).

Yo creo que, para tener menos de ocho meses, mis padres no pueden tener queja.

No hay comentarios: