
El otro día, cuando papá estaba preparando la cámara de fotos para algo que tenía que hacer, decidí que no podía pasar sin una foto con Merlín, aunque sólo sea porque a fuerza de hacerle todo tipo de trastadas le voy teniendo cariño. El pobre es un poco como un hermano mayor que me aguanta cuando estoy de mal humor o me levanto con el día gamberro y, poco a poco, nos hemos ido encariñando.
Así que aquí queda una foto mía con él. Hay otras, a lo mejor más bonitas, pero esta la pedí yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario