Merlín es un perro más bien casero que prefiere un buen sofá a salir a dar una vuelta por el parque, sobre todo durante el invierno. Por eso muchas veces me lo encuentro durmiendo en cualquier lugar acolchado en el que mamá y papá han puesto una manta para protegerlo un poco.
Es entonces cuando puedo darme el gustazo de acariciarlo con calma, sin miedo a que se me escape. Me encantan los animales, pero ellos no siempre sienten lo mismo hacia mi. Debe tener miedo a que les tire del rabo, les meta un dedo en un ojo o les arranque bigotes. Pero cuando se duermen puedo, por fin, acercarme con calma y acariciarlos todo lo que quiero.