
El Gordo es el gato de mi abuela. Bueno, tiene otro que se llama Silvestre, pero ese para menos en casa y es más desconfiado. El Gordo, por el contrario, es muy sociable. Le encanta que juegues con él, que lo acaricies, que lo manosees... Y como a mi también me gusta, todos contentos. El único problema es que aún no controlo demasiado la fuerza de mis manos y a veces me llevo un mechón de pelo de gato de regalo, cosa que no le hace demasiada gracia.
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