Uno de los descubrimientos que más me interesaron de este año fue el de la nieve. Esa cosa blanca y helada que me llevaron a ver una mañana de otoño resultó ser de lo más divertida. Después de aquella primera vez tuve la suerte de que antes de navidad estuvimos en Picos de Europa, donde puede ver nieve de verdad, con todo blanco por mirase hacia donde mirase.
Y cuando ya creía que no la vería hasta el invierno próximo me la volví a encontrar. Fue la semana santa pasada, al pasar por O Cebreiro, donde los días anteriores había nevado y donde todavía pudimos hacer un muñeco de nieves y lanzarnos bolas. Fue sólo un rato, pero me lo pasé estupendamente. Y asi la espera se me hará más corta hasta la primera nevada del próximo invierno.
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