16 julio 2007

DE PIE


Ahora que ya me mantengo de pie yo sola, aunque sea agarrada a cualquier cosa, soy un auténtico peligro, porque no hay quien me mantenga sentada. Como se ve en la foto, no hay más que ponerme a mano la pata de una mesa, una pierna o un tronco de arbol para que me levante. El problema es que, como aún no controlo muy bien la técnica, a veces lo intento agarrándome a un mantel, a mi sillita o incluso a Merlín y, como no me espero que se muevan, no es la primera vez que me llevo un buen susto. Pero, eso si, cuando me sale bien me quedo encantada.

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