09 junio 2007

MI PRIMER BAÑO DE VERDAD



Por supuesto que no me refiero a los baños que me dan todas las noches y que tanto me relajan ni a esos primeros baños en mi piscina particular de los que hablaba más abajo, sino a un auténtico baño veraniego de los de verdad, en una piscina grande y con el agua fria. Todos pensaban que sería más friolera y se esperaban un berrinche, pero al meterme los pies en el agua, después de un momento para adaptarme a la situación, me di cuenta de que me gustaba y, poco a poco, me fui metiendo hasta que, como se puede ver, acabé en brazos de papá, al que claramente se le caía la baba con su hija la nadadora.

No ha sido una mala experiencia. Por suerte, ahí vienen dos o tres meses en los que podré repetirla.

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