Un año más, justo cuando estamos acabando las vacaciones, llega el cumpleaños. Esta año tuve una primera celebración en Porto do Son, donde estaban veraneando los abuelo. Hubo un brindis en el parque, sesión de columpios, pulpo en una terraza, muchos regalos (cómo no) y, por supuesto, tarta y velas. Lo pasamos estupendamente y, aunque estuve casi todo el día desconectada leyendo mis libros nuevos, para la tarta hice una pausa. Tengo que reconocer que los libros están bien pero esto también me hacía ilusión. No hay más que verme la cara para darse cuenta.
